martes, 25 de septiembre de 2007

Ha llegado el día de concluir el blog, como la semana pasada llegó el día de concluir el viaje, ese viaje que precisamente da título a este blog: Diario de un viaje. Ya no es un viaje, sino EL viaje.
Dicen que cuando escribes una historia/un examen/una carta, el desenlace/la última pregunta/la despedida deben estar bien, tanto de contenido como de forma, porque es lo que más recuerda quien lo lee, el sabor de boca que se lleva.
La pregunta obligada es qué sabor de boca me llevo yo de la aventura chilena. Un buen sabor de boca, sin duda. Un sabor de boca que aunque sabes que irá desapareciendo, tienes la certeza de que lo recordarás siempre. Los que me conocéis sabéis que me gustan las verdades, y las personas de cara: obviamente no todo ha sido fácil, no todo han sido momentos buenos, pero incluso de los malos se puede extraer algo provechoso. O seguramente es de los malos de los que más aprendemos. Pero mantengo que el recuerdo que me llevo en general es muy bueno.
¿Y en concreto qué me llevo yo? Os puedo decir que por de pronto, casi 2GB de fotografías, recetas de Kuchen alemán de Ines y de platos de fondo fáciles de preparar, unos preciosos llaveros... También me llevo la sensación de que no me equivoqué cuando tomé la decisión de irme (una vez más las decisiones de las que hablé en la primera entrada del blog, en mi clasificación esta es una de las correctas), gente que siempre recordaré que me trataron casi como una hija, amigos que me emocionaron el día que nos íbamos, la alegría de haber visto lugares que nunca imaginé que podría visitar con menos de 23 años, algunas enseñanzas, la sensación de que me conozco algo mejor de lo que me conocía cuando tomé el vuelo IB 6831 hacia Madrid el pasado 18 de julio...
Hacer un balance no siempre es fácil, y menos en el poco tiempo en que escribo esta entrada, creo que saldrán más “cosas” positivas y negativas conforme pase el tiempo, cosas que por ahora me han pasado desapercibidas.
Gracias a todos los que habéis pasado por el blog, los que habéis dejado comentarios y los que no (sé que de estos últimos hay algunos).
Y, lo dicho, he vuelto.
Os dejo la canción más típica de Valdivia (menos triste que la de la primera entrada). Dicen que cuando un valdiviano está lejos de casa y escucha esta canción se emociona. A mí cuando la escucho se me pone la piel de gallina.
Camino de Luna
(Luis Aguirre Pinto)

De Corral voy a Valdivia
mientras se duerme la tarde;
por un camino de luna
voy remontando las aguas.
Por un camino de plata
va mi barca sobre el río:
es la luna que se baña
en la noche y en el frío.

En el río Calle Calle
se está bañando la luna;
se está bañando desnuda
y está vestida de espuma.
Voy cantando por el río
mientras la luna se baña;
la noche canta conmigo
y yo canto con el alma.

Vengo de Niebla y Amargos,
y he quedado sorprendido,
porque no he visto nublados
ni de amargura he sabido.
En el agua se dibujan
mil reflejos caprichosos:
es la luz de las estrellas
que se duermen poco a poco.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Se acaban Fiestas Patrias

Hoy día 19 se acaban Fiestas Patrias y con ellas mi estancia en Chile se acerca a su fin. La forma de celebrar estas fiestas me ha recordado a las Navidades, de comilona en casa a comilona en casa. Ellos, que celebraban la independencia chilena de la metrópolis española, invitaban a dos españolas a comer empanadas, parrillada, torta con manjar y a beber Pisco Sour y chicha. Los diarios estos días dicen que los chilenos ganan en estas fiestas un promedio de cinco kilos. Aunque no soy chileno prefiero no subirme en la báscula y confirmar las estadísticas. Yo mientras, disfruto de la riquísima comida, luego ya se verá…
En Valdivia las fiestas tienen como decorado el Parque Saval, cerca del Campus Isla Teja. Hay que pagar una entrada de 100 pesos, hay atracciones (noria, carrusel), paraditas de algodón, manzanas con chocolate o churros y lo más típico las ramadas o fondas. Las ramadas son unas casetas decoradas con banderas chilenas y donde suena música de cueca. Hay grandes mesas de madera donde se sirven anticuchos o fierros (unos pinchos con carne y salchichas), choripanes (pan con chorizo), empanadas de pino (carne con cebolla, huevo, aceitunas…), marisco o queso, todo regado con chela (cerveza), chicha…

Arriba: muy sonriente con mi anticucho y mi choripan (¡es que estaban riquísimos los dos!) Abajo: delante del ambiente de feria.

También había establos con caballos para los rodeos chilenos que este año no se ha celebrado ninguno.


El Parque Saval es enorme, algunas zonas están salpicadas con figuras hechas de madera, algunas fáciles de interpretar y otras menos. Subiendo la mirada uno podía ver decenas de tonos de verde, como ya me ha acostumbrado esta región de Chile; con un espejo natural que son las aguas del lago. Lago en el que había que tirar una moneda y pedir un deseo. Huelga decir que tiré la moneda y pedí un deseo.

El lago del Parque Saval


Nos han contado que las celebraciones de las Fiestas Patrias en Santiago son por todo lo alto y su cenit es la Parada Militar en el Parque O’Higgins el día 19. Lo he visto por televisión, salen todos los miembros de las Fuerzas Armadas y salen a la calle vestidos de gala. La presidenta, Michelle Bachelet, ha desfilado en jeep a través de la pasarela entre los miembros de las Fuerzas Armadas. Ha habido representaciones folclóricas del baile nacional (cueca), también bailes pascuenses (de la Isla de Pascua, cultura en parte olvidada por los poderes públicos chilenos) y los locutores comentaban que había que tener en cuenta todas las culturas de Chile para conseguir el progreso del país.
En estos días también hemos visitado el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de Valdivia. Las bodegas de una antigua cervecería a medio reformar sólo podía albergar un museo de arte contemporáneo: cuadros con diferentes relieves, una sala multimedia en que el sonido había sido realizado íntegramente con el cuerpo (risas, lloros, respiraciones), un pasillo oscuro donde había colgados vestidos hechos de resina y, por último, en el exterior, a orillas del Río Valdivia una exposición de fotografías de cuerpos desnudos pintados.

El MAC: unos espacios muy adecuados para el arte contemporáneo



Algunas de las fotos que más me gustaron de las muchas que había. La segunda tenía título: "La Máscara", la pintura blanca en el cuerpo de la modelo conseguía el efecto de que su propia cara era en realidad una máscara (espero que se aprecie bien)

domingo, 16 de septiembre de 2007

En la Universidad


Repaso las casi 40 entradas del blog y me doy cuenta de que de lo que menos he hablado es del lugar donde he pasado la mayor parte de mi tiempo. En el rinconcito que aparece en la foto he preparado clases, ejemplos, guías de ejercicios, pruebas y hasta las he corregido. Era la cálida sala de Microdatos, con ventana a la puerta del Instituto y donde veía pasar a la gente y algunos me saludaban con la mano. Cuando el viernes antes de almorzar cerré la puerta me emocioné. Era de esperar, algunos que me conocéis muy bien ya sabes el efecto que tiene en mí eso de cerrar puertas. Ya me pasó en Uría. Cuando giras la cabeza y ves la puerta moverse y escuchas el “clac” sientes que ahí dejas el decorado de otra etapa. Las vivencias y lo que aprendiste te las llevas, pero te das cuenta que cuando hables de esas vivencias utilizarás el verbo en pasado y no en presente.


Los días anteriores a ese “clac” fueron intensos, el lunes empezamos dando una charla sobre las posibilidades de estudio en España. Os recomiendo que visitéis esta web
http://www.uach.cl/rrpp/online/ver.php?not=8866 porque ¡sale una foto en la que salgo yo! Nos hicieron más fotos y hasta un video pero desgraciada (o afortunadamente) no lo he encontrado. “Mis alumnos” no pudieron ir por tener clase así que jueves por la tarde la repetí en una salita del Instituto de Estadística. Allí les confesé los tres grandes secretos de "la profe":
  1. Todavía soy estudiante de Economía.
  2. Tengo 22 años. Las apuestas estaban todas por debajo de los 25.
  3. Era la primera vez que daba clase. Se lo imaginaban...


Ni que decir tiene que “el alumno” que está acostado en el suelo no está matriculado en estadística II.



Después de la charla en el Instituto había comilona por la elección de nuevo Director, ya que Juan Carlos Miranda dejaba el cargo al pasar a ser Decano. Yo aproveché para darles a probar algo de nuestra gastronomía más española: tortilla de patatas y sangría. Y al parecer, les gustó.





Las tortillas cortadas a dados en la mesa de reuniones del Instituto y la sangría.



Después del pavor y nervios iniciales las tortillas quedaron bien. Las preparé el día anterior. Cuando conseguí darle la vuelta a la primera (usando un plato, claro, no penséis que soy un chef) me sentí encantada. Saqué la cámara y cuando empecé a batir los huevos me sorprendí a mí misma canturreando no sé qué canción. Dicen que cuando estás lejos de casa, de repente pareces una réplica de tu madre. Yo no me veía pero me sentía como ella cuando prepara una comida especial por una ocasión especial. Tanto me animé que al final hice ¡cuatro!



Arriba: si la tortilla está dorada por encima significa ¡que le conseguí dar la vuelta!, abajo: se aceptan apuestas sobre cuál hice primero.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Fiestas Patrias


Ya tenemos las Fiestas Patrias encima, hoy empieza el gran feriado chileno. Estrictamente hablando los días de fiesta son el día 17 de septiembre, en el que se conmemora la proclamación de la Primera Junta de Gobierno realizada en 1810 y que marca el inicio de la independencia de Chile respecto a España; y el día 18 de septiembre conocido como el “Día de las Glorias del Ejército”. Lo que ocurre es que este año, como muchos, la gente se acaba tomando toda una semana de vacaciones de forma más o menos oficial. Muchos colegios se cogen lunes, jueves y viernes de puente. En Universidades como la Austral, que no han aprobado jueves y viernes puente, muchos estudiantes seguramente no irán y muchos profesores y el resto de personal piden lo que se conoce como “días administrativos”. ¿El resultado? Casi 10 días de vacaciones. A su favor decir que los niños y estudiantes en Semana Santa no tienen 10 días de vacaciones como nosotros.
Pero el ambiente festivo empezó a principios de septiembre. Hay banderas por todos sitios: en el puente Pedro de Valdivia han colocado varias banderas chilenas, los comercios decoran sus escaparates con motivos de colores rojo, blanco y azul, los Cafés cuelgan de los techos papeles y cintas de esos colores, los taxis, las micros y hasta los coches particulares llevan banderas en el exterior. Hasta los vendedores abulantes han cambiado los kleenex por pequeñas banderitas chillenas. Parece que mires Valdivia detrás de unas gafas de colores: rojo, azul y blanco.

Bandera en el Puente Pedro de Valdivia

En los supermercados ya no suenan Andy y Lucas, Azúcar Moreno o Juanes sino que ahora se compra a ritmo de cueca; los cajeros y los chicos que ponen la compra en bolsas van vestidos con el atuendo típico chileno, los vendedores de papas rellenas o pastel de choclo ahora llevan sombreros chilenos.

Decoración "diociochera" en el súper SalcoBrand en la Plaza de Armas. ¡Sí, sí, saqué la cámara en medio de un súper!

Me han dicho que pronto empezará a oler a empanada en cada esquina, que se beberá chicha (nota: de esta bebida hecha a base de manzanas y muy parecida a la sidra viene la expresión “ni chicha, ni limoná”. ¡Yo no lo sabía!) y que se bailará harta cueca.



martes, 11 de septiembre de 2007

Cuento (de amor)


Voy a contaros una historia de amor, de amor de ese de verdad. Toda historia de amor tiene dos protagonistas. En este caso nuestros dos protagonistas se conocieron en el trabajo, ella una de miles de mujeres; él uno de unos ocho chicos. La versión de ella es que se llevaban muy bien, que hacían mucha broma y que no eran más que unos buenos compañeros de trabajo. Pero lo cierto es que poco a poco fueron teniendo más relación, cuando ella tenía un turno en que tenía que salir tarde del trabajo él la esperaba para que no tuvieran que irla a buscar sus padres y que tampoco volviera sola a casa, vivían cerca. De todas formas, estoy segura que aún no viviendo cerca él la habría acompañado hasta casa, estaba loco por ella: sus ojos verdes, la seguridad que parecía tener en ella misma… Cruzando plaza Cataluña de noche ella le agarraba del brazo, le inspiraba seguridad. En las fiestas, se buscaban para charlar, estaban cómodos el uno con el otro. Después de varios años trabajando juntos él se marchó a trabajar a otro sitio.
Ella después de haber pensado que él era demasiado joven y estar convencida de que no le gustaba más que como amigo se encontró más de una vez pensando qué habría sido de él, dónde estaría e incluso intentando buscar su número de teléfono en la guía. El tiempo pasó y parece que alguien decidió que se merecían una segunda oportunidad. Ocho años después en el autobús 43 se encontraron: ella sentada en segunda fila, él se sentó en la primera. Lo primero que se preguntaron: si se habían casado. No, seguían solteros. Él le dijo de tomar una cerveza y ella aceptó (encantada). Empezaron a salir. Un mes después él le dijo en El Burrito en Barcelona: “¿Tú quieres casarte conmigo o vivir conmigo”, ella le dijo: “Hombre, yo quiero casarme”. “Ah, vale, pero por lo civil”, contestó. “Bueno, pero querré llevar una ofrenda a la Virgen de Montserrat, le prometí que me casaría allí”. “Ah pues nos casamos allí”.
Esa fue la forma en que le pidió que se casara con ella, desde luego la pedida no es de película pero parece que los sentimientos sí eran de película porque 2 meses después de esa pedida se prometieron amarse y respetarse todos los días de su vida. Mañana día 12 hace 24 años de esa promesa, ambos la han cumplido todos y cada uno de los más de 8500 días.
Muchos ya conocíais esta historia pero sus protagonistas nunca la han leído escrita por su hija.
Mi regalo de aniversario, su canción.
Recuerdo perfectamente las miradas entre ellos cuando en los viajes en coche ponían el casete de El Puma y sonaba esta canción.

domingo, 9 de septiembre de 2007

Recetas chilenas (II): platos principales

Aquí os dejo tres recetas de platos de fondo chilenos. Saber hacer las sopaipillas es básico, como ya expliqué una vez lo comen como pan pero también lo acompañan de dulce para el desayuno o la once. El charquicán, en cambio, yo no me atrevería a hacerlo, es un plato demasiado elaborado solo lo incluyo por si un gran amante de la cocina se anima a hacerlo o por lo menos para que sepamos que es plato típico.
PEBRE
Ingredientes

2 cebollas medianas
1 atadito de cilantro
2 cucharaditas de ají picante en pasta
2 dientes de ajo
Aceite
Vinagre
Sal
Pimienta

Preparación

Picar la cebolla en cuadrados finos, amortiguarla. Picar muy fino el cilantro, mezclarlo con la cebolla. Agregar el ají, el ajo picado fino y machacado, aceite, vinagre, sal, pimienta. Revolver bien y dejar en reposo.


SOPAIPILLAS

Ingredientes (para hacer una docena)

500 g de harina
25 g de polvos de hornear (1 cucharadita)
25 g de sal (1 cucharadita)
250 g de calabaza cocida, molida y escurrido
150 g de manteca derretida (o margarina)

Preparación

Juntar harina con los polvos de hornear y la sal, añadir la calabaza y la manteca tibia. Formar una pasta lisa que no se pegue en las manos. Dejar la masa dejándola del grosor deseado. Espolvorear con harina la superficie donde se va a poner la masa. Cortar las sopaipillas de más o menos 8 cm de diámetro. Meter un tenedor varias veces para sacar el aire de la masa y que no se infle. Freír la masa.


CHARQUICÁN

Ingredientes (para 6 personas)

½ kilo lomo
1 cebolla grande
4 papas grandes peladas
¼ kilo de zapallo (calabaza)
2 dientes de ajo picado
1½ tazas de caldo de carne
1 cucharadita de ají de color
1½ cucharaditas de orégano
¼ cucharadita de comino
1½ cucharaditas de sal
2 tazas de choclo desgranado (maíz)

Preparación

Cortar la carne en cubitos pequeños (también se puede usar carne molida). Freírla en una cacerola con el aceite caliente durante 3 minutos. Agregar la cebolla y freír durante 3 minutos. Añadir las patatas y el zapallo (calabaza) cortado en cubos, el ajo molido y los aliños. Agregar el caldo y hacerlo hervir. Luego cocinar a fuego moderado hasta que las patatas estén casi cocidas (aproximadamente 25 minutos).
Agregar el choclo (maíz) y cocinar 5 minutos más. Deshacer parcialmente las patatas y el zapallo (calabaza) con una cuchara, tratando de dejarlos ni muy enteros ni muy molidos.
Servir caliente con unas cebollitas en escabeche o con ensalada chilena.

viernes, 7 de septiembre de 2007

Recetas chilenas (I): Tragos

Conocer un país también es conocer su gastronomía por eso incluiré en este blog algunas recetas chilenas. ¿Lo primero? ¡Los tragos, por supuesto! Lo más típico en Chile es el Pisco Sour, pero también la vaina. El ponche al parecer se toma mucho en verano, lo preparó ayer una de las chilenas de la casa, Coté.

PISCO SOUR

Ingredientes

3 tazas de Pisco colado
1 taza de jugo de limón (si puede ser limón de pica)
½ taza de azúcar aproximadamente
1 huevo
Hielo

Preparación

Mezclar en la licuadora el Pisco, el jugo de limón, el huevo y el azúcar. El huevo sirve para darle una consistencia espumosa. Batir a velocidad alta. Colar al poner en los vasos y mantener frío.



VAINA

Ingredientes

2 vasitos de jerez o vino dulce
1 huevo
Azúcar
Canela molida

Preparación

Mezclar en la licuadora el licor, el huevo y el azúcar. Batir a velocidad moderada. Vaciar en vasos y espolvorear con canela.


PONCHE

Ingredientes

2 plátanos
2 chirimoyas
Vino blanco
Azúcar

Preparación

Pelar los plátanos, pelar y quitar las pepitas a las chirimoyas. Trozear las frutas. Poner en un recipiente, añadirle el vino blanco (dependiendo de la cantidad de ponche que se quiera preparar) y añadir azúcar al gusto. Servir frío.