martes, 25 de septiembre de 2007

Ha llegado el día de concluir el blog, como la semana pasada llegó el día de concluir el viaje, ese viaje que precisamente da título a este blog: Diario de un viaje. Ya no es un viaje, sino EL viaje.
Dicen que cuando escribes una historia/un examen/una carta, el desenlace/la última pregunta/la despedida deben estar bien, tanto de contenido como de forma, porque es lo que más recuerda quien lo lee, el sabor de boca que se lleva.
La pregunta obligada es qué sabor de boca me llevo yo de la aventura chilena. Un buen sabor de boca, sin duda. Un sabor de boca que aunque sabes que irá desapareciendo, tienes la certeza de que lo recordarás siempre. Los que me conocéis sabéis que me gustan las verdades, y las personas de cara: obviamente no todo ha sido fácil, no todo han sido momentos buenos, pero incluso de los malos se puede extraer algo provechoso. O seguramente es de los malos de los que más aprendemos. Pero mantengo que el recuerdo que me llevo en general es muy bueno.
¿Y en concreto qué me llevo yo? Os puedo decir que por de pronto, casi 2GB de fotografías, recetas de Kuchen alemán de Ines y de platos de fondo fáciles de preparar, unos preciosos llaveros... También me llevo la sensación de que no me equivoqué cuando tomé la decisión de irme (una vez más las decisiones de las que hablé en la primera entrada del blog, en mi clasificación esta es una de las correctas), gente que siempre recordaré que me trataron casi como una hija, amigos que me emocionaron el día que nos íbamos, la alegría de haber visto lugares que nunca imaginé que podría visitar con menos de 23 años, algunas enseñanzas, la sensación de que me conozco algo mejor de lo que me conocía cuando tomé el vuelo IB 6831 hacia Madrid el pasado 18 de julio...
Hacer un balance no siempre es fácil, y menos en el poco tiempo en que escribo esta entrada, creo que saldrán más “cosas” positivas y negativas conforme pase el tiempo, cosas que por ahora me han pasado desapercibidas.
Gracias a todos los que habéis pasado por el blog, los que habéis dejado comentarios y los que no (sé que de estos últimos hay algunos).
Y, lo dicho, he vuelto.
Os dejo la canción más típica de Valdivia (menos triste que la de la primera entrada). Dicen que cuando un valdiviano está lejos de casa y escucha esta canción se emociona. A mí cuando la escucho se me pone la piel de gallina.
Camino de Luna
(Luis Aguirre Pinto)

De Corral voy a Valdivia
mientras se duerme la tarde;
por un camino de luna
voy remontando las aguas.
Por un camino de plata
va mi barca sobre el río:
es la luna que se baña
en la noche y en el frío.

En el río Calle Calle
se está bañando la luna;
se está bañando desnuda
y está vestida de espuma.
Voy cantando por el río
mientras la luna se baña;
la noche canta conmigo
y yo canto con el alma.

Vengo de Niebla y Amargos,
y he quedado sorprendido,
porque no he visto nublados
ni de amargura he sabido.
En el agua se dibujan
mil reflejos caprichosos:
es la luz de las estrellas
que se duermen poco a poco.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Se acaban Fiestas Patrias

Hoy día 19 se acaban Fiestas Patrias y con ellas mi estancia en Chile se acerca a su fin. La forma de celebrar estas fiestas me ha recordado a las Navidades, de comilona en casa a comilona en casa. Ellos, que celebraban la independencia chilena de la metrópolis española, invitaban a dos españolas a comer empanadas, parrillada, torta con manjar y a beber Pisco Sour y chicha. Los diarios estos días dicen que los chilenos ganan en estas fiestas un promedio de cinco kilos. Aunque no soy chileno prefiero no subirme en la báscula y confirmar las estadísticas. Yo mientras, disfruto de la riquísima comida, luego ya se verá…
En Valdivia las fiestas tienen como decorado el Parque Saval, cerca del Campus Isla Teja. Hay que pagar una entrada de 100 pesos, hay atracciones (noria, carrusel), paraditas de algodón, manzanas con chocolate o churros y lo más típico las ramadas o fondas. Las ramadas son unas casetas decoradas con banderas chilenas y donde suena música de cueca. Hay grandes mesas de madera donde se sirven anticuchos o fierros (unos pinchos con carne y salchichas), choripanes (pan con chorizo), empanadas de pino (carne con cebolla, huevo, aceitunas…), marisco o queso, todo regado con chela (cerveza), chicha…

Arriba: muy sonriente con mi anticucho y mi choripan (¡es que estaban riquísimos los dos!) Abajo: delante del ambiente de feria.

También había establos con caballos para los rodeos chilenos que este año no se ha celebrado ninguno.


El Parque Saval es enorme, algunas zonas están salpicadas con figuras hechas de madera, algunas fáciles de interpretar y otras menos. Subiendo la mirada uno podía ver decenas de tonos de verde, como ya me ha acostumbrado esta región de Chile; con un espejo natural que son las aguas del lago. Lago en el que había que tirar una moneda y pedir un deseo. Huelga decir que tiré la moneda y pedí un deseo.

El lago del Parque Saval


Nos han contado que las celebraciones de las Fiestas Patrias en Santiago son por todo lo alto y su cenit es la Parada Militar en el Parque O’Higgins el día 19. Lo he visto por televisión, salen todos los miembros de las Fuerzas Armadas y salen a la calle vestidos de gala. La presidenta, Michelle Bachelet, ha desfilado en jeep a través de la pasarela entre los miembros de las Fuerzas Armadas. Ha habido representaciones folclóricas del baile nacional (cueca), también bailes pascuenses (de la Isla de Pascua, cultura en parte olvidada por los poderes públicos chilenos) y los locutores comentaban que había que tener en cuenta todas las culturas de Chile para conseguir el progreso del país.
En estos días también hemos visitado el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de Valdivia. Las bodegas de una antigua cervecería a medio reformar sólo podía albergar un museo de arte contemporáneo: cuadros con diferentes relieves, una sala multimedia en que el sonido había sido realizado íntegramente con el cuerpo (risas, lloros, respiraciones), un pasillo oscuro donde había colgados vestidos hechos de resina y, por último, en el exterior, a orillas del Río Valdivia una exposición de fotografías de cuerpos desnudos pintados.

El MAC: unos espacios muy adecuados para el arte contemporáneo



Algunas de las fotos que más me gustaron de las muchas que había. La segunda tenía título: "La Máscara", la pintura blanca en el cuerpo de la modelo conseguía el efecto de que su propia cara era en realidad una máscara (espero que se aprecie bien)

domingo, 16 de septiembre de 2007

En la Universidad


Repaso las casi 40 entradas del blog y me doy cuenta de que de lo que menos he hablado es del lugar donde he pasado la mayor parte de mi tiempo. En el rinconcito que aparece en la foto he preparado clases, ejemplos, guías de ejercicios, pruebas y hasta las he corregido. Era la cálida sala de Microdatos, con ventana a la puerta del Instituto y donde veía pasar a la gente y algunos me saludaban con la mano. Cuando el viernes antes de almorzar cerré la puerta me emocioné. Era de esperar, algunos que me conocéis muy bien ya sabes el efecto que tiene en mí eso de cerrar puertas. Ya me pasó en Uría. Cuando giras la cabeza y ves la puerta moverse y escuchas el “clac” sientes que ahí dejas el decorado de otra etapa. Las vivencias y lo que aprendiste te las llevas, pero te das cuenta que cuando hables de esas vivencias utilizarás el verbo en pasado y no en presente.


Los días anteriores a ese “clac” fueron intensos, el lunes empezamos dando una charla sobre las posibilidades de estudio en España. Os recomiendo que visitéis esta web
http://www.uach.cl/rrpp/online/ver.php?not=8866 porque ¡sale una foto en la que salgo yo! Nos hicieron más fotos y hasta un video pero desgraciada (o afortunadamente) no lo he encontrado. “Mis alumnos” no pudieron ir por tener clase así que jueves por la tarde la repetí en una salita del Instituto de Estadística. Allí les confesé los tres grandes secretos de "la profe":
  1. Todavía soy estudiante de Economía.
  2. Tengo 22 años. Las apuestas estaban todas por debajo de los 25.
  3. Era la primera vez que daba clase. Se lo imaginaban...


Ni que decir tiene que “el alumno” que está acostado en el suelo no está matriculado en estadística II.



Después de la charla en el Instituto había comilona por la elección de nuevo Director, ya que Juan Carlos Miranda dejaba el cargo al pasar a ser Decano. Yo aproveché para darles a probar algo de nuestra gastronomía más española: tortilla de patatas y sangría. Y al parecer, les gustó.





Las tortillas cortadas a dados en la mesa de reuniones del Instituto y la sangría.



Después del pavor y nervios iniciales las tortillas quedaron bien. Las preparé el día anterior. Cuando conseguí darle la vuelta a la primera (usando un plato, claro, no penséis que soy un chef) me sentí encantada. Saqué la cámara y cuando empecé a batir los huevos me sorprendí a mí misma canturreando no sé qué canción. Dicen que cuando estás lejos de casa, de repente pareces una réplica de tu madre. Yo no me veía pero me sentía como ella cuando prepara una comida especial por una ocasión especial. Tanto me animé que al final hice ¡cuatro!



Arriba: si la tortilla está dorada por encima significa ¡que le conseguí dar la vuelta!, abajo: se aceptan apuestas sobre cuál hice primero.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Fiestas Patrias


Ya tenemos las Fiestas Patrias encima, hoy empieza el gran feriado chileno. Estrictamente hablando los días de fiesta son el día 17 de septiembre, en el que se conmemora la proclamación de la Primera Junta de Gobierno realizada en 1810 y que marca el inicio de la independencia de Chile respecto a España; y el día 18 de septiembre conocido como el “Día de las Glorias del Ejército”. Lo que ocurre es que este año, como muchos, la gente se acaba tomando toda una semana de vacaciones de forma más o menos oficial. Muchos colegios se cogen lunes, jueves y viernes de puente. En Universidades como la Austral, que no han aprobado jueves y viernes puente, muchos estudiantes seguramente no irán y muchos profesores y el resto de personal piden lo que se conoce como “días administrativos”. ¿El resultado? Casi 10 días de vacaciones. A su favor decir que los niños y estudiantes en Semana Santa no tienen 10 días de vacaciones como nosotros.
Pero el ambiente festivo empezó a principios de septiembre. Hay banderas por todos sitios: en el puente Pedro de Valdivia han colocado varias banderas chilenas, los comercios decoran sus escaparates con motivos de colores rojo, blanco y azul, los Cafés cuelgan de los techos papeles y cintas de esos colores, los taxis, las micros y hasta los coches particulares llevan banderas en el exterior. Hasta los vendedores abulantes han cambiado los kleenex por pequeñas banderitas chillenas. Parece que mires Valdivia detrás de unas gafas de colores: rojo, azul y blanco.

Bandera en el Puente Pedro de Valdivia

En los supermercados ya no suenan Andy y Lucas, Azúcar Moreno o Juanes sino que ahora se compra a ritmo de cueca; los cajeros y los chicos que ponen la compra en bolsas van vestidos con el atuendo típico chileno, los vendedores de papas rellenas o pastel de choclo ahora llevan sombreros chilenos.

Decoración "diociochera" en el súper SalcoBrand en la Plaza de Armas. ¡Sí, sí, saqué la cámara en medio de un súper!

Me han dicho que pronto empezará a oler a empanada en cada esquina, que se beberá chicha (nota: de esta bebida hecha a base de manzanas y muy parecida a la sidra viene la expresión “ni chicha, ni limoná”. ¡Yo no lo sabía!) y que se bailará harta cueca.



martes, 11 de septiembre de 2007

Cuento (de amor)


Voy a contaros una historia de amor, de amor de ese de verdad. Toda historia de amor tiene dos protagonistas. En este caso nuestros dos protagonistas se conocieron en el trabajo, ella una de miles de mujeres; él uno de unos ocho chicos. La versión de ella es que se llevaban muy bien, que hacían mucha broma y que no eran más que unos buenos compañeros de trabajo. Pero lo cierto es que poco a poco fueron teniendo más relación, cuando ella tenía un turno en que tenía que salir tarde del trabajo él la esperaba para que no tuvieran que irla a buscar sus padres y que tampoco volviera sola a casa, vivían cerca. De todas formas, estoy segura que aún no viviendo cerca él la habría acompañado hasta casa, estaba loco por ella: sus ojos verdes, la seguridad que parecía tener en ella misma… Cruzando plaza Cataluña de noche ella le agarraba del brazo, le inspiraba seguridad. En las fiestas, se buscaban para charlar, estaban cómodos el uno con el otro. Después de varios años trabajando juntos él se marchó a trabajar a otro sitio.
Ella después de haber pensado que él era demasiado joven y estar convencida de que no le gustaba más que como amigo se encontró más de una vez pensando qué habría sido de él, dónde estaría e incluso intentando buscar su número de teléfono en la guía. El tiempo pasó y parece que alguien decidió que se merecían una segunda oportunidad. Ocho años después en el autobús 43 se encontraron: ella sentada en segunda fila, él se sentó en la primera. Lo primero que se preguntaron: si se habían casado. No, seguían solteros. Él le dijo de tomar una cerveza y ella aceptó (encantada). Empezaron a salir. Un mes después él le dijo en El Burrito en Barcelona: “¿Tú quieres casarte conmigo o vivir conmigo”, ella le dijo: “Hombre, yo quiero casarme”. “Ah, vale, pero por lo civil”, contestó. “Bueno, pero querré llevar una ofrenda a la Virgen de Montserrat, le prometí que me casaría allí”. “Ah pues nos casamos allí”.
Esa fue la forma en que le pidió que se casara con ella, desde luego la pedida no es de película pero parece que los sentimientos sí eran de película porque 2 meses después de esa pedida se prometieron amarse y respetarse todos los días de su vida. Mañana día 12 hace 24 años de esa promesa, ambos la han cumplido todos y cada uno de los más de 8500 días.
Muchos ya conocíais esta historia pero sus protagonistas nunca la han leído escrita por su hija.
Mi regalo de aniversario, su canción.
Recuerdo perfectamente las miradas entre ellos cuando en los viajes en coche ponían el casete de El Puma y sonaba esta canción.

domingo, 9 de septiembre de 2007

Recetas chilenas (II): platos principales

Aquí os dejo tres recetas de platos de fondo chilenos. Saber hacer las sopaipillas es básico, como ya expliqué una vez lo comen como pan pero también lo acompañan de dulce para el desayuno o la once. El charquicán, en cambio, yo no me atrevería a hacerlo, es un plato demasiado elaborado solo lo incluyo por si un gran amante de la cocina se anima a hacerlo o por lo menos para que sepamos que es plato típico.
PEBRE
Ingredientes

2 cebollas medianas
1 atadito de cilantro
2 cucharaditas de ají picante en pasta
2 dientes de ajo
Aceite
Vinagre
Sal
Pimienta

Preparación

Picar la cebolla en cuadrados finos, amortiguarla. Picar muy fino el cilantro, mezclarlo con la cebolla. Agregar el ají, el ajo picado fino y machacado, aceite, vinagre, sal, pimienta. Revolver bien y dejar en reposo.


SOPAIPILLAS

Ingredientes (para hacer una docena)

500 g de harina
25 g de polvos de hornear (1 cucharadita)
25 g de sal (1 cucharadita)
250 g de calabaza cocida, molida y escurrido
150 g de manteca derretida (o margarina)

Preparación

Juntar harina con los polvos de hornear y la sal, añadir la calabaza y la manteca tibia. Formar una pasta lisa que no se pegue en las manos. Dejar la masa dejándola del grosor deseado. Espolvorear con harina la superficie donde se va a poner la masa. Cortar las sopaipillas de más o menos 8 cm de diámetro. Meter un tenedor varias veces para sacar el aire de la masa y que no se infle. Freír la masa.


CHARQUICÁN

Ingredientes (para 6 personas)

½ kilo lomo
1 cebolla grande
4 papas grandes peladas
¼ kilo de zapallo (calabaza)
2 dientes de ajo picado
1½ tazas de caldo de carne
1 cucharadita de ají de color
1½ cucharaditas de orégano
¼ cucharadita de comino
1½ cucharaditas de sal
2 tazas de choclo desgranado (maíz)

Preparación

Cortar la carne en cubitos pequeños (también se puede usar carne molida). Freírla en una cacerola con el aceite caliente durante 3 minutos. Agregar la cebolla y freír durante 3 minutos. Añadir las patatas y el zapallo (calabaza) cortado en cubos, el ajo molido y los aliños. Agregar el caldo y hacerlo hervir. Luego cocinar a fuego moderado hasta que las patatas estén casi cocidas (aproximadamente 25 minutos).
Agregar el choclo (maíz) y cocinar 5 minutos más. Deshacer parcialmente las patatas y el zapallo (calabaza) con una cuchara, tratando de dejarlos ni muy enteros ni muy molidos.
Servir caliente con unas cebollitas en escabeche o con ensalada chilena.

viernes, 7 de septiembre de 2007

Recetas chilenas (I): Tragos

Conocer un país también es conocer su gastronomía por eso incluiré en este blog algunas recetas chilenas. ¿Lo primero? ¡Los tragos, por supuesto! Lo más típico en Chile es el Pisco Sour, pero también la vaina. El ponche al parecer se toma mucho en verano, lo preparó ayer una de las chilenas de la casa, Coté.

PISCO SOUR

Ingredientes

3 tazas de Pisco colado
1 taza de jugo de limón (si puede ser limón de pica)
½ taza de azúcar aproximadamente
1 huevo
Hielo

Preparación

Mezclar en la licuadora el Pisco, el jugo de limón, el huevo y el azúcar. El huevo sirve para darle una consistencia espumosa. Batir a velocidad alta. Colar al poner en los vasos y mantener frío.



VAINA

Ingredientes

2 vasitos de jerez o vino dulce
1 huevo
Azúcar
Canela molida

Preparación

Mezclar en la licuadora el licor, el huevo y el azúcar. Batir a velocidad moderada. Vaciar en vasos y espolvorear con canela.


PONCHE

Ingredientes

2 plátanos
2 chirimoyas
Vino blanco
Azúcar

Preparación

Pelar los plátanos, pelar y quitar las pepitas a las chirimoyas. Trozear las frutas. Poner en un recipiente, añadirle el vino blanco (dependiendo de la cantidad de ponche que se quiera preparar) y añadir azúcar al gusto. Servir frío.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Actualidad chilena (II): La mujer en Chile

Yo creo que hay que empezar diciendo que la presidenta de Chile es mujer para luego indicar que eso no nos dice mucho de la verdadera situación de la mujer en Chile, que es muy parecida a la española. El hecho de que quien dirige el país se llame Michelle o José Luis es lo de menos.

Como en España, parece que aquí se tiene en cuenta a la mujer usando “chilenos y chilenas”, “ciudadanos y ciudadanas” en los discursos políticos y en muchos anuncios publicitarios de la Administración: “igualdad de oportunidades de capacitación y ascenso para mujeres y hombres” leía el otro día en un anuncio de la campaña Iguala del Sernam (Servicio Nacional de la Mujer, http://www.iguala.cl/), los primeros gabinetes de gobierno chilenos fueron absolutamente paritarios...

Otro ejemplo: en mi clase de Estadística Comercial II, casi la mitad de la clase son chicas. En Enfermería la proporción de mujeres es mucho mayor. La vestimenta: tejanos ajustados, botas altas de tacón, maquillaje, totalmente familiar; el comportamiento con los chicos, igual que en España: relaciones de pololeo en que ellas los llevan a ellos y ellos teniendo la misma edad son, como en todas partes, más inmaduros. Como me dijo un día Juan Carlos Miranda: “no, si aquí no vamos con pluma”. Lo cierto es que no sé muy bien qué pensaba qué me iba a encontrar en Chile cuando salí de Barcelona.

Pero si la situación de la mujer en Chile es igual (o muy parecida) a la española, lo es para lo bueno y para lo malo. En 2006 murieron en Chile 51 mujeres víctimas de lo que aquí llaman femicidio (ya os podéis imaginar lo que es: lo que nosotros llamamos violencia doméstica o violencia de género) y en lo que llevamos de año han muerto ya 41 mujeres por la misma causa.


La reacción en la opinión pública es sorpresa y rechazo ya que llevan poco tiempo soportando esta situación (desgraciadamente para nosotros empieza a ser algo normal) y calificándola como tal en los medios de comunicación. Se pretenden introducir reformas en las leyes penales, endurecer las penas y ampliar el ámbito de aplicación del tipo delictivo a relaciones de pololeo. La presidenta aparece en televisión diciendo que no van a dejar a las víctimas solas y que se las va a proteger. Y mientras en las noticias los presentadores actualizan la cifra de mujeres muertas demasiado a menudo. Suena familiar ¿no? Es cierto, la situación es casi idéntica a la española. De hecho, he encontrado artículos en internet en que se estudian las medidas que se han tomado en España como modelo a seguir.


Y a la vez se está dando en Chile otro tipo de "femicidio", lo que llaman el femicidio político. Muchos achacan los problemas del gobierno de Bachelet a su falta de liderazgo ¡por ser mujer! Según algunos, el liderazgo no es una cualidad femenina.

Campaña "El Machismo Mata". Te encuentras pegatinas como ésta en cada esquina...

martes, 4 de septiembre de 2007

Actualidad chilena (I): Transantiago

No pretendo hacer de periodista con esta entrada, solo me gustaría hablaros de algunas noticias que se escuchan frecuentemente en los telediarios y lo haré desde un punto de vista personal y sólo medianamente informado: ¡no puedo pasarme muchas horas documentándome si quiero que los alumnos entiendan el tema de regresión múltiple!

Me he dado cuenta que el sistema de transporte público despierta mi interés, ya le dediqué una entrada a las micros valdivianas y el sistema de micros y metro de la capital no iba a ser menos: el Transantiago.

El Transantiago es el nuevo sistema de transporte público que opera en Santiago desde octubre de 2005 y que ha tenido una implementación progresiva que se completará (teóricamente) en 2011. Los cambios introducidos han sido principalmente: nuevo sistema de tarifas integradas unificando las tarifas del metro y de las micros, reforma completa de los recorridos en aras (en teoría) de la eficiencia ya que había zonas (el centro) en las que pasaban más de 75 líneas de autobús y un nuevo (y único) sistema de pago con una tarjeta electrónica, de manera que no se pueden comprar billetes unitarios.

Y todo esto, pensado desde despachos amoquetados e inspirándose en el sistema de transporte público Transmilenio de Bogotá, ha provocado un auténtico caos. Ha despertado protestas, marchas por las calles de la ciudad, demandas y querellas multimillonarias por parte de cientos de santiaguinos, ataques a los conductores de micros y ha supuesto el primer gran desgaste del ejecutivo de Bachelet. Las cosas antes funcionaban y ahora hay personas que viven en la periferia que tienen que esperar más de tres horas (literalmente) para tomar un autobús que los lleve a sus trabajos, a los que lógicamente llegan tarde. La máxima de que si algo funciona no debes cambiarlo. If ain’t broke, don’t fix it.

Por lo que me han comentado profesores del instituto el problema principal es que en Santiago habitan más de 5 millones de personas en una ciudad de extensiones enormes: unos 80 kilómetros de norte a sur y unos 35 de este a oeste. La mayor parte de las personas de la periferia necesitan tomar un medio de transporte que los lleve al centro, porque allí es donde trabajan. Y prácticamente ningún sistema de transporte podría soportar esa enorme afluencia de personas en tan poco espacio. Yo creo que el anterior funcionaba porque se había ido haciendo a pedazos, adaptándose a las necesidades. ¡No podía haber largas colas en cualquier parada del centro si por ahí pasaban casi 80 líneas de autobús!

Vivimos el caos en nuestra propia piel. El viernes al bajar al andén de metro, Victoria subió en el primer metro que pasó pero yo tuve que dejar pasar dos metros más (y llegan con un minuto de diferencia, literalmente). Además hay dos personas de seguridad en cada puerta del metro que te impiden subir hasta que no haya podido bajar todo el mundo. Otro día tuvimos que esperar en una larguísima cola delante de los controles para poder pagar con nuestra tarjeta porque no dejaban bajar al andén hasta que no hubiera menos pasajeros. También me llamó la atención la campaña educativa que se lleva a cabo en las estaciones: carteles por todas partes que dicen “dejen bajar, antes de subir”; pegatinas enganchadas en el suelo de los pasillos con “camine por su derecha”, “no lleve su mochila a la espalda cuando entre en el vagón, puede molestar a otros pasajeros” y un largo etcétera. Sólo falta el “no blasfeme ni escupa” como en los antiguos tranvías en Barcelona.

Lo mejor es que al parecer el metro de Santiago está (o por lo menos estaba) considerado el mejor de Latinoamérica y uno de los mejores a nivel mundial y además es atracción turística ya que varias paradas (del centro, sobre todo) contienen murales, cuadros… obra de artistas chilenos contemporáneos.







Mural “Memoria visual de una nación” en la estación Universidad de Chile

domingo, 2 de septiembre de 2007

"Español hablado" para "castellano hablantes" (III)

Hoy por fin la (en principio) última clase de chileno avanzado. Como acabé escribiendo el 9 de agosto no se conoce una lengua hasta que no se saben decir sus palabrotas, o como se diría aquí, sus garabatos. He hecho un trabajo de investigación y búsqueda, preguntándoles a todos los chilenos que conozco pero lo cierto es que no he podido recopilar mucha variedad. Parece que no son tan malhablados como los españoles, que tenemos un amplio abanico de tacos.
El pilar donde se asientan casi todos los tacos en Chile es huevón, que viene a ser como nuestro “cabrón” o “hijo de puta” que tanto se puede usar como insulto ofensivo como en otro contexto, se me ocurre por ejemplo “qué huevón, vaya suerte has tenido…” Ya entendéis el tono que hay que usar. Pero hay que tener en cuenta que es mejor pronunciarlo como “wevón”, ya que sino uno corre el riesgo de quedar como un cuico (pijo). De aquí surgen otros adjetivos como “awevonado” que pronunciarían más bien sin la “d”, que viene a ser como atontado; nombres como “weas”, pasamos el día haciendo puras “weas”, es decir haciendo el vago; “wevear”, bromear o hacer coñas, “no me gusta bailar, sólo weveo con los amigos”, otras expresiones por ejemplo para expresar rabia “puta la wea”.
Otra posibilidad aunque bastante malsonante es “concha tu madre”, que viene a ser “el coño de tu madre”. Aquí no se usan palabras como "gilipollas", "coño", "hostia". Y algunas palabras que aquí son malsonantes nosotros las diríamos con toda tranquilidad: coger, que aquí significa joder en sentido literal. Fijaos en el día de hoy las veces que uséis coger: coger el autobús, coger las sábanas para hacer la cama, cuando ofreces a alguien algo para comer “coge, coge”. Y ahora imaginaos que estáis diciendo joder y la cara que os pondría la gente en España. Pues esa es la cara que veo yo muy a menudo ya que yo la sigo usando mucho, se me escapa. O hueco que significa maricón. Otra que aprendí cuando hablé del “escote de pico” es que pico significa polla, y en cambio aquí la polla ¡es la lotería! En Santiago nos encontramos el edificio de la Polla Chilena de Beneficencia con sus letras grandes y metálicas en la fachada. Imaginaos mi cara. La página web lógicamente http://www.polla.cl/. Es que el nombre completo de la lotería en el sentido español tiene su gracia, la verdad…

Polla Chilena de Beneficencia. Las letras bien grandes, claro que sí.

sábado, 1 de septiembre de 2007

Fin de semana 6 (III): del 24 al 27 de agosto


Santiago: Ha llegado el momento de hablar de la capital de este largo y estrecho país. Todo el mundo se equivocó cuando me decía que era una ciudad fea que no me iba a gustar. La vimos en días laborables (viernes y lunes) así que vivimos el ir y venir de los santiaguinos, el ajetreo de hora punta, de la hora de almorzar…

El viernes Victoria tenía una entrevista en la Escuela Diplomática, a las diez de la mañana. Llegamos al despacho del Director de los Estudios Diplomáticos a las 10.00h según el reloj de mi móvil, habiendo dormido en el autobús toda la noche desde Valdivia (trece horas de viaje) y poniéndonos antes quitaojeras y algo de polvos bronceadores en el autobús mientras llegábamos, haciendo malabarismos para que no se cayera el espejito.






En la puerta y en las escaleras de la Escuela Diplomática


En los alrededores de la Escuela hay varios edificios oficiales, está todo en tres manzanas: los Ministerios de Defensa, de Relaciones Exteriores, los Tribunales de Justicia y por supuesto La Moneda, sede de la Presidencia de Chile, que ya no contiene la residencia de la actual presidenta. Después de estrictos (y, creo yo, exagerados) controles por carabineros en la puerta entramos a ver los dos patios de La Moneda. Lo cómico fue que cuando visitamos los dos patios al parecer había un orden (ni los alemanes, vaya) y una vez entrabas en el segundo patio un carabinero te decía que no podías retroceder al primero. Al final (después de una charla preguntándonos de dónde éramos, etc.), el carabinero nos dejó retroceder y tomar un par de fotos. Ya en el segundo patio quise hacerle una foto a Victoria tirando una moneda a la fuente, para eso tuve que quitarme los guantes y los dejé encima de la fuente. De repente veo que se acerca el carabinero y pensé que nos diría que no se podían tirar monedas, pero lo que dijo es que ¡no podía dejar los guantes encima de la fuente! ¿Y qué se me ocurre a mí preguntarle con la “confianza” adquirida? ¡Si nos estaba tomando el pelo! Él me dijo “Nooo, yo no puedo bromear, dama”. A veces una olvida el uniforme y la gorra. Después de tantos malentendidos nos hicimos una foto juntos.




Arriba: La Moneda en la tarde lluviosa del viernes. Centro: uno de los patios. Abajo: con el Carabinero (obvio ¿no?)


El viernes comimos en la zona de Providencia, concretamente en el restaurante Giratorio [http://www.restaurantgiratorio.cl/], un restaurante con comedor circular que va girando lentamente y que está a una altura 18º. La comida buenísima y el precio adecuado a la calidad (8500 pesos), pianista y unas vistas maravillosas (¡esperable a esas alturas!)








Para algunos tener que comer no es más que una incómoda interrupción del viaje, para mí es un placer y forma parte de hacer turismo. Arriba: reflejadas en el espejo del techo, abajo: a punto de saborear el pastel de marisco


El lunes empezamos por la Plaza de Armas, donde está La Catedral de Santiago, el edificio de Correos, el Museo Histórico Nacional (donde vimos una danza típica boliviana). En la plaza hay dibujantes y retratistas (al más puro estilo Las Ramblas) y en el suelo se ven mapas antiguos de Santiago en relieve hechos de metal. Era un día soleado y bastante caluroso para ser invierno así que el paseo fui muy agradable.

Arriba: la Plaza de las Armas, centro: La Catedral, abajo: edificio de Correos



Paseando, paseando llegamos hasta La Alhambra… No bromeo. En Santiago hay un palacete de arquitectura morisca construida en 1862 y que aunque ahora alberga una galería de arte en sus inicios fue residencia particular. Fue encargada por el dueño a estilo y semejanza de La Alhambra de Granada, hay una copia del patio con leones y columnas que replican las de la auténtica Alhambra. A granaínos de pura cepa como mi madre le ofendería que ese edificio llevara ese nombre, hasta yo pensé que tendrían que haber pensado otro nombre: las comparaciones son odiosas.






La Alhambra: fachada y las columnas


Empezamos la tarde dirigiéndonos al Cerro Santa Lucía, un cerro en medio de la ciudad con una extensión de más de 60000 metros cuadrados y una altura de casi 70 metros. Jardines, fuentes, estatuas, hasta una ermita con la tumba de Vicuña MacKenna (político chileno que llegó a ser intendente de Santiago). Hay varios espacios estrechos y escalones con piedras para llegar a la cima. Pero vale la pena el camino: desde la cima las vistas son impresionantes, parece que estás a punto de poder tocar la cordillera de Los Andes con la mano y además se avista el otro cerro de la ciudad: Cerro San Cristóbal. Nuestra siguiente parada.



Arriba: fuente en Cerro Santa Lucía, abajo: vista desde la cima, parece que es verdad que Santiago se levanta entre montañas...



La subida a este cerro la hicimos al atardecer, pisando ya la noche. Fue muy emocionante ver todo Santiago lleno de luces, porque además las luces permiten darse cuenta de lo enorme que es esta ciudad (en el año 2002 tenía una población de casi 5 millones y medio de habitantes). Subimos en ascensor (muy parecidos a los de Valparaíso, ascensor tipo cremallera) pero destapado. Ahí me di cuenta que no le había perdido ni un ápice de miedo a las alturas y que incluso tenía más de lo que yo recordaba. Victoria tuvo que hacer las fotos porque yo estaba en un rinconcito agarrada a la baranda del ascensor. El ascensor nos dejó a los pies de la imagen de la Inmaculada Concepción, había música ambiental. Victoria y yo nos sentamos (alejadas la una de la otra) admirando la ciudad con la música de fondo y… Ahora que no nos oye nadie voy a reconocer que me emocioné (literalmente): se me hizo un nudo en la garganta y me cayeron unas lagrimillas de los ojos. Luego cerré los ojos unos segundos (largos), respiré profundamente y volví a abrirlos. Ya de noche nos quedaba una última atracción: un paseo en funicular para bajar el cerro. Fue verdaderamente precioso, no sé explicarlo con palabras (si supiera me ganaría la vida como escritora) pero lo cierto es que si la vista de Santiago y las montañas de noche no fuera suficiente había ¡luna llena!


Arriba: Inmaculada Concepción, centro: vista de la ciudad, Los Andes y la luna llena desde el Cerro San Cristóbal. Las dos imágenes con la música de fondo aún se verían más bonitas. Abajo: desde el funicular. La flor en el pelo demuestra que estaba muy mística...


Rendidas en el terminal de buses esperábamos nuestro último viaje del día: a las diez y media de la noche un autobús de vuelta a Valdivia.