sábado, 21 de julio de 2007

“Español hablado” para “castellanohablantes” (I)

Su forma de hablar. Eso es lo que más me llamó la atención cuando llegué a Chile. La primera persona con la que hablé fue con la azafata del “Counter de pasajeros chequeados” y me dijo que embarcábamos a las “diez para las dos”, pronunciado “dies para la’ dos”. En ese momento me di cuenta que aunque se suponía que hablan castellano, bueno, un dialecto del castellano según mis libros de texto de secundaria, no iba a ser siempre fácil entenderlos. Hablan con un ritmo y una cadencia muy diferente a nosotros, articulan las frases de otra forma, el tono y el volumen de voz y las palabras en las que ponen el énfasis también cambia… Creo que todo eso es lo que hace que muchas veces cuando me dicen algo rápido en el súper no les entienda.

Pero lo más sorprendente es el vocabulario. En el terreno de la comida hay todo un glosario bien curioso: para comer toman jugos (que, por cierto, si pides agua te tratan de extraterrestre) el de durazno es de melocotón; el de frutilla es el de fresa y el de damasco es de albaricoque. Las judías son los porotos y los mejillones aquí se llaman cholgas o choritos. La merienda se llama once, su comida de mediodía la llaman colación o almuerzo y al camarero que la sirve se le llama garzón o mesero pero nunca mozo porque se considera un insulto. Acompañan la comida con un agregado que puede ser una ensalada pequeña o algo de arroz, en lugar de pan suelen servir sopaipillas que son unas tortas de harina rebozada que al parecer es muy calórico y en los fríos inviernos del sur de Chile viene bien (foto).


Después de esta mezcla entre glosario y resumen de algunas costumbres culinarias os puedo decir que el ordenador es el computador, el portátil es el notebook, el móvil es el celular y el locutorio es el centro de llamados. ¿Qué más? La habitación es la pieza, la cuadra es una manzana (de calles). Nunca le dirían al grifo de esa manera sino llave y un jersey es una chomba o simplemente suéter y el pijama lo llaman piyama. Utilizan la palabra chulo como ordinario y no como creído o como genial. El fútbol sala es el fútbol indoor y en cambio el futbolín es el taca taca. Utilizan la palabra mall como centro comercial y pronuncian CD o wi-fi como “si-di” y “guai-fai” respectivamente en transcripción de sonidos cutre.

Habrá más clases de este español, a mí me divierte y espero que a vosotros también. Pero por hoy ya está.

2 comentarios:

Vanessa Casado dijo...

Patty,

Piyama, mesero... T'entenc perfectament... La dona que coneixes és exiliada per casualitat? De mi ja riuen perquè diuen que és impossible que perdi el meu accent...

Es fa difícil entendre'ls i arriba un punt que no pots estar preguntant cada moment. Tal com comentes, les fruites és un drama: bocadillo, plátano, banano, guyaba, guanábana, tamarindo, tomate de árbol... Un desastre!

Pel què fa el menjar... jo els presentaria les mongetes oi les bledes bullides perquè to´t és hipercalòric...

Un altre xoc per mi ha estat el càlcul en oz i no en litres...

Crec que passat l'enyor inicial, de seguida t'encisarà.

Per cert, jo trobo la casa maca i romàntica!

I evidentment, destacar l'amabilitat de la gent.

Un petó molt fort. Estaria molt bé compartir plegades aquesta experiència, però segurament aprendríem menys.

Anónimo dijo...

me hace gracia los nombres que tienen para determinadas cosas, imagino que a ellos también les debe pasar lo mismo con las nuestras, no digamos del dichoso "coger"... pero bueno cada idioma tiene lo que tiene.

quizás lo más curioso del tema, es que todos imaginábamos un castellano bastante similar, y no digo que no lo sea pero con palabrejos como estos da que pensar, y más cuando eres tú quien tiene que hablarlo para hacerte entender...

personalmente como llaman a la merienda me gusta mucho "once" no se porque...

un bso enorme