miércoles, 8 de agosto de 2007

Mi primer día de clase

Bien, mi primer día de clase no ha sido hoy sino ayer: voy un poquito atrasada con las crónicas que hago en el blog.

Normalmente, como estudiante el primer día de clase me suena a novedades, a reencuentros, a escoger bien la ropa, a relax porque piensas que en principio solo presentarán las asignaturas y poco más… Pero cuando la clase la da uno, si bien algunas cosas se mantienen (como escoger bien la ropa), otras son diferentes (cambiando relax por nervios, por ejemplo). Pero no adelantemos acontecimientos.


Ayer a las 8.10 di mi primera clase, me levanté pronto, desayuné, me hice un café y me fui al Edificio Nahmias, aula 201 concretamente. La verdad es que estaba menos nerviosa de lo que pensé que iba a estar, no sé muy bien la razón. Eso es algo que tengo que reflexionar, porque si doy con la receta que hizo que estuviera (más o menos) tranquila en una situación así podría ¡llegar a controlar mis nervios! Bien, pues Juan Carlos presentó la asignatura. En ese rato yo estaba a un lado de la clase de pie. Poco a poco en la clase iba entrando más gente, vi entrar al típico grupillo de lo que creía que serían malotes de la última fila y noté una bajada de tensión. Ay, ay, a ver si me desmayaré antes de empezar a hablar.
Juan Carlos me presentó, dejó a la Facultad de Económicas de la UPF por las nubes y entonces me dio el testigo. Y empecé. ¡Y me salió la voz! Empecé el temario, pero preguntándoles a ellos, les dije que los inicios de todo cuestan, que había dejado un verano precioso en Barcelona hace unas semanas por un sitio tan lluvioso como este y que estaba cansada de empezar cosas así que necesitaba que me ayudaran a empezar. ¿Qué os parece? Lo bueno, es que los que contestaron fueron el grupo los que yo clasifiqué como malotes. Las apariencias engañan, quizás no siempre hay que dejarse llevar por la primera impresión. ¿No?


La clase era hasta las 9.40. Juan Carlos intervenía de forma muy respetuosa y no para corregirme sino para motivar a la clase, diciéndoles que había que prepararse bien para poder competir con gente de otros países que se prepara bien, que había que conocer el contexto económico chileno y poderlo comparar con otros lugares. Cosas que, en definitiva no tenía sentido que yo dijera.


Quedé bastante satisfecha con el resultado, aunque me gustaría saber la opinión de los alumnos. También es verdad que fui bastante yo misma, es decir, no fui capaz de disfrazarme de ningún profesor que yo haya tenido, por buenos que hayan sido. De lo que sí hice caso fue de buenas recomendaciones que recibí. ¿Consejos para mejorar que me dio Juan Carlos después de la clase? Que de vez en cuando recapitule lo que vamos viendo: explicación menos plana y más en círculo para ir cerrando los temas.


Rotuladores rojo y negro que me compré para
dar las clases. ¡Me hizo una ilusión!
No, la pizarra no es la verde tradicional sino de las blancas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Parece que estas encontrando el sistema para enfrentarte a lo que te propongas, como en este caso el impartir clases a universitarios.

Como tu dices no hay que dejarse llevar por la primera impresión, aunque "miedo nunca respeto siempre"

Sabiamos que lo conseguirias "doña nerviosa".

Sigue asi

Otro besooooooo!!!!!!!!

Vanessa Casado dijo...

Felicitats! M'afegeixo al comentari dels teus pares. Aconsegueixes i aconseguiràs el què et proposis!

Patricia dijo...

Con este apoyo familiar y confianza en una misma es más fácil luchar por lo que se quiere.

Vanessa! Gràcies a tu també!

Anónimo dijo...

siempre hay una primera vez, y quien dice que tenga que ser buena o mala?
la verdad es que te envidio, mis clases no son ni mejores ni peores, yo diria que diferentes. Y poder dar clase a mayores puede ser muy chulo.

Como dice Juan Carlos, recapitula, explica en circulos, vete cerrando temas, pero sobre todo se tu misma.

Si has encontrado ya, ese "sistema" tienes el 80% ganado.

un bso